lunes, 7 de octubre de 2024

NO PUEDES

No.
Nunca lograrás ser yo,
No puedes.
Tratas de imitar mi aspecto,
sólo consigues ser un espantajo.


Plagias mis palabras,
pero en ti pierden el poder de su magia
y balbuceas sin sentido.


Tratas de apropiarte de mis experiencias,
pero son mías, es mi camino,
así que te quedas con remedos de nada.


Me difamas,
pero tú sigues siendo quien eres,
y no eres yo.


Me señalas.
He padecido antes los dedos acusadores,
demasiadas letras de color escarlata.


No he de abrumarme.
Me cierras tribunas, academias,
censuras mis palabras.
Sin embargo, la insumisión no para,
resuena.


Intentas silenciarme.
Por milenios has querido amordazarme
y, mírame,
sigo aullando.


De mi cuerpo emerge la vida;
De mis senos mana leche nutricia.
Desde tus secuestros, tus colonizaciones,
desde tus falacias decoradas con glitter,
se confabula la muerte.
De ti, si acaso, surge puro veneno.


Aquí, me tocaría desearte luz y buen camino,
para que encuentres de ti aquello que se te ha perdido.
Sin embargo, no habré de poner la mejilla.
Sería negar a las que han sido heridas,
a las despojadas de sus creaciones;
implicaría omitir a las golpeadas,
a las despedidas de sus empleos,
a las perseguidas.

Abrazar al opresor no libera ni al opresor ni a quien es oprimida.

Los dueños del mundo lo han ordenado.
La distopía para que seamos desaparecidas.
En tanto, yo, soy desterrada a las catacumbas.
Incluso así, ha de continuar la resistencia.


Te atragantas tratando de devorarme.
Depredas, desprecias, humillas.
y, con todo, no lograrás ser yo,
No puedes.
Esa es tu tragedia.

viernes, 3 de marzo de 2023

MUJER INMENSA


Patricia Karina Vergara Sánchez
@pakave@gmail.com


En un lugar en la periferia de la ciudad,
una mujer llora.
Un hombre la abandonó cuando recién ha parido.
Ella tiene dos pequeños más a quienes dar alimento.
Hay que pagar la renta.
Los acosadores en el trabajo afilan los colmillos.
El niño grande se raspó la rodilla.
La casa está sin aseo.

Yo la escucho y declaro la maldad del mundo.
Ella me contradice y me dirige media sonrisa.
La miro con asombro,
¿qué secreto le permite mantener la esperanza?

Responde ella,
despeinada, el maquillaje corrido, el rostro cansado
…se limpia las lágrimas con el dorso de la mano
y convoca, en voz alta, cuatro líneas de las letras de Pizarnik.

Es así como una mujer imparte una lección de vida.
Se abraza a versos generosos y renace,
tremenda y poderosa.



CRÓNICA DE UNA BATALLA INTERIOR

Patricia Karina Vergara Sánchez
pakave@gmail.com





Tengo miedo de conmoverme.
Sin embargo, compadezco.
Lamento el olor a fantasma viejo
de quien ha decidido hacerme daño.

Mi otra yo se rebela.
Se enfada.
Se enrabia.
Levanto la espada.
Confrontar.
Devolver golpe por golpe.
Demostrar
Responder.

Mientras tanto,
la ira no desplaza a la tristeza.
Las preguntas son torrente:
¿En dónde se torció su camino?
¿Cómo se le perdió su espíritu?
¿Cuándo le envenenó así la envidia?
¿Cómo, tratando de envilecerme,
se volvió tan vil, tan de esa calaña?

Y me duelo yo,
pero también me duele quien me aborrece.
Sé que su voz es el eco oscuro y ronco
del parámetro del éxito,
de la misoginia,
de la competencia entre mujeres,
de quien renunció a soñar,
de quien sólo tuvo privilegio
y no supo qué hacer con ello.

Entonces sí me conmuevo,
me doy permiso de conmoverme.
No abriré la puerta.
No pondré la otra mejilla
porque le sé espantajo,
espectro antiguo y desolado.
Pese a todo, me apena su lamento,
me da lástima su infamia.
Sé que se volvería de piedra ante tanto horror,
si tuviera el valor de mirarse en un espejo.

No, no devolveré golpe por golpe.
No demostraré.
No confrontaré.

Bastante pesadilla
tiene con ser espantajo,
quien espantajo es.

Me conmueve,
le compadezco.
Guardo algún luto por su aliento
que se tornó olor a fango.

Hoy desperté sabiéndolo,
Intentó deformar mi rostro
y, ni con ello, logró que yo pudiera odiar.
No pudo arrancarme la que soy
ni mover mis pies de la tierra.

La mordida feroz
no me sumó a su guerra encarnizada.
Seguirán abominando.
En tanto, yo seré caminos abiertos
en la hierba fresca,
senderos nunca antes transitados.

Guardo mi espada con su filo.
No pudieron inocular en mí la hiel que les robó el alma.
Estoy viva y siento compasión.
Hoy desperté entendiendo que eso es libertad




lunes, 5 de septiembre de 2022

CONTRACONJURO

Patricia Karina Vergara Sánchez


Si soy una de las que no vuelve un día,

no te pido que quemes nada por mí.

Quiero que sepas que di la pelea, como la fiera que soy.

Como todas antes de mí, han encontrado cómo hacer resistencia.


Es seguro, amorcita, que no me rendí, que no renuncié.

Si no pude llegar a verte de nuevo,

ten la certeza de que lo intenté,

una y cien veces.

Que mordí y rasguñé,

que no les di el gusto.


Si yo no vuelvo a casa,

recuerda que ya antes incendié cuanto pude,

cuando fue mi turno.

Que no te dejé sola en esta labor.

Que fabriqué terremotos con estas manos.

Que aullé todas las veces

y con todas mis voces.


Si no vuelvo, cariña,

no quemes todo por mí.

Esa herencia pesa mucho.

Que la rabia te alcance para hacerlo todo cenizas,

pero que sea para que vengan los tiempos de un campo fértil

donde tú puedas sembrar, crecer, cosechar.

Alimento y vida.


Si no regreso,

yo deseo que seas libre,

que ellos no te amedrenten, no te roben, no te esclavicen.


Si no vuelvo: vive, rebélate, desobedece.

Escapa, baila, come y ama.

Así, yo estaré siempre presente en tu gozo.

Tu alegría, tu insumisión, serán mi venganza.


miércoles, 29 de julio de 2020

LA FEA

©Patricia Karina Vergara Sánchez
pakave@gmail.com

Me avisas que soy fea.
Lanzas tu voz con intento de dañarme,
como grito que debería volverme sorda.
Pretendes que me duela saber lo horrible que soy
y que me quede sin aliento por el golpe de tus palabras.
Tratas de que, así, me silencie.

Vienes a nombrar el tono de mi piel,
piel color de barro.
Los rasgos de mi rostro,
los mismos de mi madre fuerte,
de mi abuela digna.

Nombras mi cuerpo gordo.
Mi cuerpo enorme,
que ocupa su lugar en el mundo.
Las enredaderas que crecen en mis piernas.
Los nidos de golondrina bajo mis brazos.
Mi cabello desordenado y vivo,
Medusa que te aterroriza.

Ciertamente, soy desagradable,
terrible, horripilante y andrajosa.
Soy un espanto, no me cuentas nada nuevo.
No me parezco al objeto de tu deseo,
y me alegro.

Tú vienes a señalar lo obvio,
esta ridícula que soy.
Yo carcajeo con mi boca desdentada,
con las manos sobre mi vientre gigantesco,
con mi desagradable gruñido nasal.

Noticias:
Lo he logrado.
Soy Gorgona,
Ixtabay,
la mantis a la que temes.
Me amo.
No puedes poseerme.

viernes, 7 de junio de 2019

TE OBSERVO

Patricia Karina Vergara Sánchez
pakave@gmail.com

¿Cómo será vivir con la piel hermosa e inmaculada?
¿Cómo será portar el color de la harina de trigo
y que nadie, nunca, te llame fea, sucia o pobre
con gesto de desprecio?

Cómo será crecer con la cotidiana alabanza
a tus ojos despigmentados.
A tu cabello de rayos de sol del mediodía.
A tu cuerpo hecho de los mejores alimentos,
cubierto de telas 
que se pagan con un mes del salario de nosotras.

Olor a jabones exóticos.
Confianza sin límites en cada gesto propio.
A sabiendas de que cada error puede ser reparado.
O, siempre se sugiere, negar que sucedió.
Cada inconveniente puede ser cubierto,
para eso son las montañas de dinero.

Dormir sabiendo que nadie puede arrancarte el abrigo.
Ni despojarte del techo que te protege.
Tener títulos y propiedades.
Que nadie pueda robar la tierra que pisas.
Que la nevera esté llena de manjares.
Que el médico venga hasta tu puerta.

Cómo será poder narrar, con un poco de hastío,
las historias de tus viajes por el mundo
y cómo has extraído lo mejor de cada sitio.

Cómo será nunca haber caminado las calles
sin tener una moneda para el bus,
con hambre,
con dolor por dentro,
con terror a los pasos que te persiguen.

¿Cómo será habitar ese cuerpo y esa vida?
Portando esa piel tuya, tu cabello, tu olor,
tu estómago satisfecho;
eliges -en sofisticado buffet-
qué saberes saquear,
de qué creaciones apropiarte,
cuánto trabajo explotar,
cuánta sangre exprimir.
Entre brindis y sonrisas,
acumulas una jornada más de abundancia.

¿Qué se sentirá ser tú?
No lo sé.
Tú y yo habitamos en esta era
y estamos en lugares distintos del tablero.

Mis saberes y mis haceres
son muy capitalizables en tu academia
y en la teoría que todo lo exotiza.

Mi voto
te sostiene habitando en un palacio de gobierno lujoso.
Quedas muy bien en la foto,
portado mi huipil y sonriendo a mi lado.

Mi trabajo, mi inteligencia y mi sudor
se vuelven riqueza y sostén de tus empresas.

De mi útero arrancas a mis hijos,
hijos que tú no gemiste.

Mi vida, la miseria, mi sexo y mi dolor,
son placer para tu perversión necrófila
en los mercados de la sexualidad.

No logro saber qué se siente ser tú,
ni siquiera puedo imaginarlo.

Sin embargo, estoy mirándote.
y, ahora, puedo ver atrás de tu sonrisa amigable.
Te estoy descubriendo los colmillos.
Tus acercamientos son fauces abiertas,
deseosas de masticar mi carne.

lunes, 21 de enero de 2019

PALABRA

Patricia Karina Vergara Sánchez

Me niegas el derecho al nombre.
No puedo llamarme “poeta”.
No lo merezco.

Dices que no soy buena,
que no tengo técnica,
que no cumplo reglas
ni estándares académicos.

No te declares mi enemiga.
Estamos de acuerdo.
No soy buena,
no tengo técnica,
no cumplo reglas
ni estándares académicos.

Mira, que a mí no me sirven las palabras constreñidas,
las que están encerradas en un aula
o en el salón de los reverenciados.

No busco,
no quiero,
no necesito
los premios y reconocimientos que son todos tuyos.
Los otorgan los hombres en el reino de los hombres,
no soy yo quien vaya a intentar complacerlos.

Estoy en otro sitio.
Desde aquí escribo del lenguaje del vientre nuestro.
De esa palabra secreta y obvia,
de aquello de lo que el patriarcado no entiende nada.
Ni metáforas complejas
ni polisemias
ni adornos dorados en salas iluminadas.


Mi palabra es la que late con nuestras voces. 
El canto sencillo de la niña,
el aullido de la madre,
la furia contra el canalla.
Esas cosas que a ellos no les importan, 

mucho menos les significan.

Soy, apenas, un grito en la marcha,
un verso pintado en la pared de una villa,
una lectura con el megáfono en la boca,
un acto callejero de quien busca sanar,
el alarido de una garganta agotada.

No pierdas la paz conmigo.
Mis letras son humildes,
palabras desde la insignificancia.
Si no te gusta llamarme “poeta”, no pasa nada.
Mira, que soy tan pequeñita
que no necesito tener nombre autorizado,
Puedo llamarme de cualquier modo y seguir aullando.

Me gusta, por ejemplo,
cuando me llaman “panfletaria”.
Me visto de consigna política y voy versando por los barrios.
Cuando me nombran “loca”,
por las noches, 

mis gritos psiquiatrizados les erizan de miedo la piel
sin que puedan evitarlo.
Y, cuando me dicen “desadaptada”,
me les carcajeo a boca abierta
para salpicarles de saliva toda la cara.

Arte popular, si así más te gusta.
Podría ser yo una artesana de versos.
Fábrica de jicaritas para contener
agua de palabras,
para la sed de otra munda
que es con las que me acompañan.

Lo cierto, señora, es que tienes toda la razón. 

Brillante como la razón pura.
Habita el Olimpo, disfruta.
No te lo disputo.

Me quedo en donde estoy, a mí me basta.
Me gusta ser ésta,
apenas una escribana de mi rabia
y de unas cuantas victorias de mis revoluciones ya logradas.

martes, 20 de noviembre de 2018

MALAGRADECIDA

©Patricia Karina Vergara Sánchez
pakave@hotmail.com

Mal agradecer.
Agradecer mal.
Desagradecida,
sentencian,
cuando se desobedece el yugo.

Lo que no te perdonan
es que te atreviste a decir que no.
No te reconocen el derecho, cualquier derecho.
Ni, cuando menos, la opción mínima de negarte
y, sin embargo, dijiste: “no”

Come, agradece y cállate.
Abriste la boca, dijiste que no.

Cometiste el pecado más inexcusable
para las buenas costumbres,
para quienes opinan desde el sofá,
los que van a misa y son gente de bien.

Rompiste el libreto escrito
de quienes se aliviarían de saberse buenos
y con mirar lágrimas en tu rostro.

Te observa el ojo cruel del acto caritativo,
el enemigo acérrimo de la solidaridad.
Caridades que exigen besar las manos benefactoras,
en sumisión.

Dijiste que no,
en un mundo en donde se nos ha negado todo.
Incluso, el poder transitar senderos hacia otras vidas.
Hasta la posibilidad de huir del fuego y de la muerte
o de sentarnos a descansar sobre la tierra que recorremos.

Dicen que no sabes ser agradecida.
Lo que no logran comprender
es que actúes como si merecieras
aquello tan olvidado por tantos.

Mujer, miserable entre miserables,
les recuerdas vagamente algo,
algo a lo que millones ya han renunciado.
Ciertamente, lujo para pocos.
Un gesto tan parecido a la dignidad,
como decir un “no”, en lugar de asentir y guardar silencio

miércoles, 22 de noviembre de 2017

EL LATIDO ANTIPATRIARCAL

“Soy india./ Morena, chata de la cara, / en un país / obsesivamente racista. / Soy lesbiana, / en una nación / que compulsivamente me persigue”, escribe Karina Vergara Sánchez, poeta mexicana, activista lesbofeminista, quien en estos días estuvo compartiendo poesías, sentires, experiencias en encuentros de poesía insumisa, en La Plata y Buenos Aires. Recientemente traducida al quechua y al aymara, habla de la resistencia en tiempos de avance de la derecha neoliberal y fascista, del amor entre mujeres y de su propia erótica poética.

(ENTREVISTA POR CLAUDIA KOROL)

Cuando era niña le gustaba jugar con las palabras, erotizarse con ellas. Las palabras le parecían algo muy exótico, muy exquisito. Empezaba a jugar con ellas. Alguna maestra le explicó que ésos eran poemas. Eran cosas de niña que se quedaron ahí, fueron evolucionando y transformándose. Hoy, Karina Vergara Sánchez piensa a la poesía como un instrumento de sanación, en tanto permite recuperar la lengua materna, y hablar de una misma, hacia una misma, y hacia los propios espejos que finalmente son hermanas, compañeras, “aquellas cuya experiencia corporal han tenido similitudes. En esa mirada de espejos y en esa lengua común, sabes que hay otras que te sienten, que te acompañan. Reconoces sus dolores y tus dolores, pero también te reconoces fuerte. Y ante el individualismo neoliberal que se impone sobre nosotras desde el mundo occidentalizado, podemos oponerle comunidad. Al decir comunidad, no me refiero sólo a un grupo de personas que se reúne, sino de un grupo de personas con un sentido común, con esta experiencia corporal, esta experiencia de vida. La lucha y la rabia por justicia de quienes compartimos esta experiencia nos convierte en comunidad”.

Venís de un país donde las mujeres viven bajo constante amenaza, y hay dolores en sus cuerpos y en sus vidas. ¿Cómo hacés lugar para la poesía en esa realidad?

Creo que la poesía es indispensable para no morirnos, para mantenernos con vida, para rescatarnos unas a otras. Muchas mujeres cuando se encuentran con el feminismo dicen: “yo no sabía que así se llamaba, pero cuando lo supe pude elaborar lo que me sucedía, y combatirlo”. El feminismo nos hizo a muchas poder apropiarnos del nombre de las cosas, y por lo tanto poder hacer frente a eso. La primera parte es nombrar. Creo que la poesía hace eso. Desde el lugar terrible donde nos permite narrar: esto me duele, esto me está matando, esto mata a mi hermana, esto ha matado a mi amiga. Ése ya es un lugar de apropiarse de lo que ha sucedido. Nos permite explicarlo, y dar un cauce a la rabia. Después podemos ir a la acción. O la acción se acompaña con las palabras. Para las mujeres, la poesía nos es indispensable porque nos nombra.

En las lecturas que hiciste estos días de poesía lesbofeminista, comenzaste convocando en primer lugar a quienes no están. ¿Por qué iniciar de ese modo el encuentro poético?

Porque el mundo nos debe justicia histórica. Todas las que no están desde hace décadas, desde hace siglos. Las que nos están arrebatando cada día. En mi país siete mujeres por día. Nombrarlas nos permite decir que no es sólo una cifra fría o sin sentido. Son ellas, las que no están en la silla a mi lado, en la marcha a mi lado. No es nombrarlas como un mero formulismo, sino invitarlas como ancestras, como hermanas y como compañeras, y mantenerlas en ese lugar político espiritual de la batalla que no se cansa, que no va a dejar de nombrarlas. 

Las mujeres del MTD Lucha y Libertad de la FOB te regalaron la lectura de tus poemas, y su traducción al quechua y al aymara. ¿Cómo lo viviste?

Fue una experiencia preciosa. Cuando una escribe está hablando con la compañera, pero una compañera difusa. Lo que ellas hicieron es decir: “aquí estoy”. Quién tiene el privilegio como el que yo tuve de encontrarse con la otra que no es otra, que es una misma... , que dice yo también soy india, soy feminista, vivo en un país copado por el imperialismo, también he comido migajas, he tenido los bolsillos vacíos, yo también soy gorda. Es muy hermoso, porque es mirarnos en un juego de espejos. Yo veía a Justa leyendo el poema y decía: “perfecto, no tengo que leerlo, porque ella lo lee perfectamente, es mi voz”. No es mi voz porque sea mi poesía, sino porque Justa soy yo. Y en este juego de espejos mi historia se encuentra con su historia, y entre las dos o las tres o las tantas que éramos ahí, tejemos una historia nueva. ¿Qué cosa más linda que ésa?

Hace mucho tiempo tuve una maestra que reflexionaba sobre cómo a las mujeres se nos ha impuesto la lengua patriarcal, la de la razón, de las leyes. El lenguaje formal, académico, científico, “legítimo”. Ella decía. ¿Y si hubiera otro lenguaje que no fuera el patriarcal? ¿Y si hubiera un lenguaje que responde al latido de la madre en el vientre? Ese latido que nos permite otro ritmo, entendernos más allá de los ejercicios súper complejos de la razón, y nos permite latir en común. A mí me parece que la poesía, como el teatro, la fotografía, la danza, no hablan el lenguaje de la razón, sino ese lenguaje que tiene que ver con el latido materno, y que nos hace sentido en esa vibración que tenemos como seres humanos. Entonces cuando un mismo poema puede ser traducido al quechua, al aymara, al náhuatl, a mí me parece que más allá que la lengua es importante y es política, en donde nos encontramos es en el latido. Si ellas laten en quechua, en aymara, y yo lato en náhuatl, o latimos en castellano, estamos encontrándonos en el latido antipatriarcal.

Tu poesía nombra la lucha por la libertad de las presas, y ahí estaba escuchándote Reina Maraz... 

Sí. La poesía nombra a Reina Maraz, y a mi amiga Norma Jiménez, que fue presa en Atenco, y a otras compañeras presas en México como Yakiri, que estuvo presa por defenderse y matar a su violador. Hablo de las que están, de las que estuvieron, de las que vendrán. No estamos todas. Nos faltan las muertas. Nos faltan las desaparecidas. Nos faltan las presas. Y cuando las traemos con nosotras es un acto de justicia posible que no tiene comparación.

Fue conmovedor ver a Norita Cortiñas y a Mirta Baravalle, madres de Plaza de Mayo, escuchando la lectura de poesía lesbofeminista que hiciste en Tierra Violeta.

A mí me pareció hermoso. Me conmovió encontrarlas en la ronda de Plaza de Mayo el jueves, y luego en la lectura de poesía. Había gente alrededor preocupada. Alguien le preguntaba a Norita. “¿Sabes de qué se trata la poesía lésbica?”. Ella se reía, y contaba que se encontró con unas chicas lesbianas en el tren, e hizo hacia ellas un ejercicio de solidaridad y protección. Norita en un minuto, con una gran tranquilidad, desarmó los prejuicios. Me pareció encantador saber que estaban ahí, que hablábamos un lenguaje común. Cuando hablábamos de presas políticas, de la situación de mi país, yo sabía que nos estábamos entendiendo. Y en el momento de la poesía erótica, sus sonrisas cómplices... ¡eran cómplices!

¿Cómo llegaste a la poesía erótica?

La poesía erótica nace porque no tengo otro lenguaje para hacer saber a las personas con las que me erotizo lo que me está pasando. Comienzo por escribirlo y luego, cuando estoy en espacios de amor lésbico me gusta compartirlo, para que nos eroticemos todas juntas y al mismo tiempo.

Creo también que en general, cuando hay mujeres juntas trabajando, en diversas cosas, puede ser en política, en talleres de cocina, en lo que sea, hay una corriente erótica que corre entre todas. A veces las reconocemos menos, a veces más. Ese entendimiento piel a piel, energía a energía, vibración a vibración. En los espacios de poesía después de haber traído a las que ya no están, a las presas, hemos hablado del combate político, de la rabia, no podemos simplemente cerrar. Porque también hay una parte gozosa de estar entre nosotras. Por eso la convoco explícitamente. Esa corriente eléctrica nos recorre a todas las que estamos en ese espacio, y es recordarnos que estamos vivas, y que estamos juntas.

Pensando el lesbianismo como amor entre mujeres, en los momentos de lectura de poesía hubo realmente mucho de ese amor con distintas formas de manifestarse. 

¡Si! En estos días de encuentro nos reunimos con compañeras de Perú, Bolivia, Paraguay, Colombia, con compañeras extremadamente jóvenes, y compañeras mayores. Generaciones distintas, lenguas distintas, países distintos. Y ese deseo de encuentro entre todas, esa mirada de unas a otras, ese tejer historias entre todas. Porque finalmente la poesía era como la excusa. La excusa está ahí, pero el deseo de mirarnos, de encontrarnos, de reconocer esa lengua que finalmente para mí es una lengua materna de la poesía, y todas encontrarnos en ella, es como el amor lésbico por excelencia.

¿Qué significa para vos presentarte en tu poesía diciendo “soy india”?

Significa que he politizado el color de mi piel, los rasgos de mi rostro, la lengua de mi madre, las cosas cotidianas con las que crecí. Me costó mucho comprender que para el resto del mundo occidentalizado, son cosas que tienen que ver con la inferioridad... Me recuerdo niña, pensando que mi piel estaba sucia. Yo veía a otras compañeras en la escuela y pensaba: ¿cómo puede su piel estar tan limpia? Incluso me parecía que olían mejor, que eran mucho más hermosas. Luego me encontré con mujeres negras que escriben cosas parecidas. Es decir, nadie habla explícitamente de que tu color de piel o tus rasgos son inferiores, pero te hacen saber que eres distinta. Te lo hacen saber tanto que tú lo asumes, hasta el lugar y momento en que lo puedes politizar, y dejar de pensar en blanquearte. Pasar del blanqueamiento a la reivindicación y al orgullo, y después al combate político en el lugar donde estás. Esa soy yo como india.

Es también saberte parte de una espiritualidad...

Claro. Soy parte del pueblo nahua, un pueblo teocrático. El pueblo nahua, antes de la invasión colonización concebía el gobierno y la organización desde un lugar político espiritual. La herencia que este pueblo ha conservado es política y espiritual. No concebimos el hacer una lucha sin el espacio político y sin el espacio espiritual. Yo creo que eso es muy hermoso, porque lo que alcanzo a ver es que las personas que participan políticamente del mundo occidental, se corrompen con mucha facilidad, porque no tienen una mirada espiritual. Lo político sin lo espiritual se corrompe. Pero lo espiritual sin el principio político es “new age”. Yo creo que un aporte importante en la lucha decolonial del Abya Yala es la lucha político espiritual del pueblo nahua.

¿Cómo es tu experiencia coordinando talleres de escritura de mujeres?

Hago dos cosas. A mí me gusta pensar que son los dos lados: Eros y Tánatos. Hago talleres que tienen que ver con escrituras de placer, donde las mujeres nos atrevemos a explorar la sexualidad, y a cosas tan imprescindibles como disfrutar los sabores, los olores, las sensaciones, y escribir sobre ello. Es sanador, porque nos han arrebatado el eros sempiternamente. Por otro lado, trabajo un proyecto que se llama “desterrar fantasmas”. Yo llevaba 13 años documentando violencias en los espacios de atención a la salud de las mujeres. Pensaba que era una gran especialista en temas de violencia, porque tenía un bagaje teórico. Llevaba también unos siete años facilitando procesos de escritura erótica. En ese momento viví una situación de violencia, y cuando traté de denunciarla, me encontré con las mismas formas de violencia y maltrato que vive cualquier otra mujer. Aunque podía comprender teóricamente lo que estaba sucediendo, emocionalmente no podía con ello. Fue tan dolorosa para mí esa revictimización, que pensé en hacer con otras mujeres aquello que no había tenido para mí. Lo primero fue generar un círculo de escritura que explorara sobre esas violencias. En ese primer círculo invité a siete amigas, que yo sabía que tenían algunos fantasmas de violencias que habían vivido, y lo trabajamos entre todas. Mi objetivo era que escribiéramos y fin de la historia. Pero alguna de esas siete mujeres se fue a vivir a Chiapas y me llamó para que replicáramos allá el taller. Lo hicimos. En este momento ya van en México 13 círculos de escritura. Estamos hablando de unas 120 mujeres. Hicimos también en distintas regiones de Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Guatemala. Me parece que es importante que podamos darle nombre a lo que nos está pasando. Que reivindiquemos nuestra rabia, nuestro enojo, y que encontremos qué cauces le vamos a dar todo esto, asumiendo que la violencia que vivimos es producto de un sistema y de mecanismos estructurales. Es muy intenso reconocer que nos atraviesa la misma violencia estructural; que en el Abya Yala nos atraviesan los mismos dolores, las mismas violaciones, intentos de feminicidios, violencias económicas, y nos entendemos unas a otras porque estamos ahí adentro.

También participás de experiencias de teatro con mujeres.

Hace muchos años me importa el teatro. Como parte de la colectiva Lunas Lesbianas Feministas, que ya tiene 15 años en México, hemos hecho teatro como uno de nuestros ejercicios. Ahora tenemos un montaje que se llama “Mujeres Trabajando”. Vamos a los espacios y nos encontramos con mujeres que trabajan en fábricas, maquilas, Walmarts. La obra trata de mujeres que se alían entre ellas y se enfrentan al acosador. Después de presentarla se debaten los caminos para enfrentarlo con las asistentes. Se forman grandes debates. Hace falta un montón de trabajo para que podamos vernos incluso entre nosotras como mujeres trabajadoras. Hay una clase media con un discurso feminista muy elaborado, extra teorizado, que pasa años en reivindicaciones que no son estructurales, y que no mira realmente a la población que cuando hablamos de feminización de la pobreza, estamos hablando de nosotras, de las mujeres trabajadoras, que estamos súper explotadas en nuestros empleos y en nuestras casas. Hay un feminismo clasemediero que no responde a las necesidades de esta población que necesita rebelarse. Porque sin la mujer trabajadora no hay nada. Sólo hay un Narciso mirándose al espejo.

¿Cuál es tu lucha?

Justicia para las mujeres.

/ EN ITALIANO

(traduzione di Anita Silviano)

IL BATTITO ANTIPATRIARCALE

"Sono indigena./ Morena, faccia schiacciata / in un paese / ossessivamente razzista. Sono lesbica, / in una nazione / che compulsivamente mi perseguita”, scrive Karina Vergara Sánchez, poeta messicana, attivista lesbofemminista, che in questi giorni sta condividendo alcune poesie, sensazioni, esperienze in un incontro di poesia ribelle,alla Plata e Buenos Aires. Recentemente tradotto in quechua e aymara, lei parla dei tempi di avanzamento della destra neo-liberista e fascista, dell’amore tra donne e della sua poesia erotica.

Di Claudia Korol

Quando era bambina, le piaceva giocare con le parole, eccitarsi con esse. Le parole le apparivano qualcosa di molto esotico, gustoso. Incominciava a giocare con loro. Qualche maestra le ha spiegato che quelle erano poesie. Erano cose di bambina che si sono andate evolvendo e trasformando. Oggi, Karina Vergara Sánchez, pensa la poesia come uno strumento di guarigione, che permette di recuperare la lingua materna e parla della stessa, verso la stessa e verso i propri specchi che, alla fine, sono le sorelle, le compagne, "quelle la cui esperienza del corpo hanno somiglianze". 
In questo riflesso di specchi e in questa lingua comune tu sai che ci sono altre che ti sentono, che ti accompagnano. Riconosci i loro dolori e i tuoi ma ti riconosci anche forte. E di fronte all’individualismo neo-liberista che si impone su di noi dal mondo occidentalizzato, siamo in grado di opporre comunità. 
Nel dire comunità non mi riferisco solo a un gruppo di persone che si riuniscono ma a un gruppo di persone con un sentire comune, con questa esperienza corporea, questa esperienza di vita. La lotta e la rabbia per la giustizia di chi condivide questa esperienza ci rende comunità.

Domanda. Lei proviene da un paese in cui le donne vivono sotto costante minaccia, e c’è dolore nei loro corpi e nelle loro vite. Come si fa strada nella poesia questa realtà?

Risposta. Credo che la poesia sia indispensabile per non morire, per mantenerci in vita, per salvarci le une con le altre. Molte donne quando incontrano il femminismo dicono: “ non sapevo che si chiamasse così, però, quando l’ho saputo, ho potuto elaborare ciò che mi accadeva e combatterlo”. Il femminismo ha permesso di poterci appropriare del nome delle cose e, quindi di poter far fronte a questo. La prima cosa è nominare. Penso che la poesia faccia questo. Dal luogo terribile dove ci permette di raccontare: questo mi fa male, questo mi sta uccidendo, questo uccide mia sorella, questo ha ucciso la mia amica. Questo è già un modo di appropriarsi di quanto è successo. Ci permette di spiegarlo e di canalizzare la rabbia. Dopo, possiamo passare all’azione. L’azione che si accompagna con le parole. Per le donne, la poesia è indispensabile perché ci nomina.

D. Nelle letture che lei ha fatto in questi giorni di poesia lesbofemminista, ha iniziato con il chiamare chi non c’era. Perché cominciare in questo modo l’incontro poetico?

R. Perché il mondo ci deve giustizia storica. Tutte quelle che non ci sono da decenni, da secoli. Quelle che ci sottraggono ogni giorno. Nel mio paese, sette donne il giorno. Nominarle ci permette di dire che non sono soltanto una fredda cifra o priva di senso. Sono loro quelle che stanno sedute accanto a me, in marcia con me. Nominarle non è pura formalità, ma invitarle come ancestrali, come sorelle e come compagne e tenerle in questo luogo politico-spirituale della battaglia che non si stanca, che non smetterà di nominarle.

D. Le donne del MTD Lucha y Libertad della FOB (Federazione dell’organizzazione di base) ti hanno regalato la lettura delle tue poesie e la loro traduzione in quechua e aymara. Come lo ha vissuto?

R. E’ stata una bella esperienza. Quando si scrive, stai parlando con la compagna, con una compagna diffusa. Quello che hanno fatto è dire: "Io sono qui". Chi ha il privilegio come me di incontrarsi con l’altra, che non è altra, che è la stessa, perché dice anch’io sono indigena, sono femminista, vivo in un paese monopolizzato dall’imperialismo, anch’io ho mangiato briciole, ho avuto le tasche vuote, anch’io sono grassa. E 'molto bello, perché ci guardiamo in un gioco di specchi. Ho visto Justa leggere la poesia e mi sono detta “ perfetto, non devo leggerla, perché lei è la mia voce”. Non è la mia voce perché è la mia poesia ma perché Justa sono io. E in questo gioco di specchi la mia storia si incontra con la sua storia e tra le due o le tre o le tante che eravamo lì, abbiamo tessuto una storia nuova. Che cosa c’è di più carino?
Molto tempo fa avevo un’insegnante che rifletteva su come alle donne hanno imposto la lingua patriarcale, la ragione e le leggi. Il linguaggio formale, accademico, scientifico, "legittimo". Diceva. 
E se ci fosse un altro linguaggio che non fosse patriarcale? E se avessimo un altro linguaggio che risponde al battito del grembo materno? Questo battito che ci permette un altro ritmo, che ci fa intendere oltre gli esercizi super-complessi della ragione e ci permette battiti comuni. A me sembra che la poesia, come il teatro, la fotografia, la danza, non parlino il linguaggio della ragione ma quel linguaggio che ha a che vedere con il battito materno e che ci fa percepire questa vibrazione che abbiamo come esseri umani Allora, quando una stessa poesia può essere tradotta in quechua, aymara, o náhuatl, a me pare che più importante del linguaggio è il senso politico, dove troviamo quel battito. Se esse pulsano in quechua, in aymara, ed io in náhuatl o pulsiamo in castigliano, ci stiamo incontrando nel battito antipatriarcale.

D. La tua poesia nomina lotta per la libertà delle prigioniere. Reina Maraz ti stava ascoltando.

R. Sì la poesia nomina Reina Maraz e la mia amica Norma Jiménez, che fu sequestrata in Atenco e alle altre compagne prigioniere in Messico o come Yakiri, che è stata incarcerata per essersi difesa e aver ucciso il suo stupratore. Parlo diquelle che lo sono, lo saranno e di quelle a venire. Non siamo tutte. Mancano le desaparecidas. Mancano le prigioniere. E quando le portiamo con noi, è un atto di giustizia che non ha paragoni possibili.

D. E 'stato commovente vedere Norita Cortiñas e Mirta Baravalle, Madri di Plaza de Mayo, ascoltare la lettura della poesia lesbofemminista che ha fatto in Tierra Violeta.

R. Mi è sembrato molto bello. Mi ha commosso incontrarle a Plaza de Mayo il giovedì e, dopo, nella lettura di poesia. C’erano persone molto preoccupate. Qualcuna domandava a Norita “ Lei sa che si tratta di poesia lesbofemminista?” Lei rideva e ha raccontato di aver incontrato alcune ragazze lesbiche sul treno, e ha fatto un esercizio di solidarietà e protezione. Norita in un minuto, con grande tranquillità ha disarmato i pregiudizi. Ho trovato incantevole sapere che erano qui, che parlavamo un linguaggio comune. Quando abbiamo parlato di prigioniere politiche, della situazione del mio paese, sapevo che ci stavamo intendendo. E nel momento della poesia erotica, il loro sorriso complice… erano complici!

D. Come è arrivata alla poesia erotica?

R. La poesia erotica nasce perché non ho altro linguaggio per far sapere alle persone cos’è che mi erotizza, cosa mi sta accadendo. Inizio a scrivere e, poi, quando sto in spazi di amore lesbico, mi piace condividere, affinché ci erotizziamo tutte insieme e allo stesso tempo.
Credo anche che, in generale, quando ci sono donne che lavorano insieme su diverse cose, come la politica o laboratori di cucina o qualsiasi altra cosa, c'è una corrente erotica tra tutte. A volte, la riconosciamo meno, a volte, di più. Una comprensione, a pelle a pelle, energia a energia, vibrazione a vibrazione. Negli spazi di poesia, dopo aver portato quelle che non ci sono, le prigioniere,abbiamo parlato della lotta politica, della rabbia, non possiamo semplicemente chiudere. Perché c'è anche una parte gioiosa di stare tra di noi. Per questo la chiamo in modo esplicito. Questa energia elettrica attraversa tutte noi che siamo in quello spazio, e ci ricordiamo che siamo vive e siamo insieme.


D. Pensare il lesbismo come amore tra donne, nei momenti di lettura di poesia, c’è molto di questo amore, con modi diversi di manifestarsi.

R. Sì! In questi giorni d’incontro ci siamo riunite con le compagne del Perù, Bolivia, Paraguay, Colombia, con compagne molto giovani e compagne più anziane. Generazioni diverse, diversi linguaggi, differenti paesi. E quel desiderio d’incontro tra tutte, quello sguardo dell’una con l’altra, è tessere storia tra di noi. Perché, infine, la poesia era come una scusa. Il pretesto è qui ma il desiderio di guardarci, di incontrarci, di riconoscere questa lingua, che è per me, la lingua nativa della poesia e tutte ci incontriamo in lei, è come l’amore lesbico per eccellenza.

D. Che cosa significa per lei, presentarsi nella sua poesia, dicendo “ Sono indigena”?

R. Vuol dire che ho politicizzato il colore della mia pelle, le caratteristiche del mio volto, la mia lingua madre, le cose quotidiane con cui sono cresciuta. Mi è costato molto capire che, per il resto del mondo occidentalizzato, queste sono cose che hanno a che con la mia inferiorità. Ricordo che da bambina pensavo che la mia pelle fosse sporca. Vedevo le altre compagne di scuola e pensavo “ come può essere la sua pelle così pulita?”, inoltre, mi sembrava che avessero un odore migliore, che fossero più belle. Poi ho trovato donne nere che scrivevano cose simili. Cioè, nessuno parla in modo esplicito che il tuo colore della pelle o le tue caratteristiche sono inferiori, però, ti fanno sapere che sei diversa. Te lo fanno sapere, tanto che tu te ne convinci, fino al luogo e al tempo in cui lo puoi politicizzare e smetti di pensare di sbiancarti. Passare dallo sbiancamento alla rivendicazione e all’orgoglio e, poi, alla lotta politica nel luogo dove stai. Questa sono io come indigena.

D. E’ anche saperti parte di una spiritualità…

R. Certo. Io sono parte del popolo Nahua, un popolo teocratico. Il popolo Nahua prima dell’invasione colonizzatrice, concepiva il governo e l’organizzazione da un luogo politico spirituale. Non concepiamo la lotta senza spazio politico e senza spazio spirituale. Penso che sia molto bello, perché ciò che riesco a vedere è che le persone del mondo occidentalizzato che partecipano politicamente, si corrompono con molta facilità, perché non hanno uno sguardo spirituale. Il politico senza lo spirituale si corrompe. Lo spirituale però senza il politico è "new age". Credo che un contributo importante nella lotta decoloniale di Abya Yala sia la lotta politica e spirituale del popolo Nahua.

D. Com’è la sua esperienza coordinando laboratori di scrittura per donne?

R. Faccio due cose. Mi piace pensare che siano le due facce: Eros e Thanatos. Io faccio laboratori che hanno a che vedere con le scritture del piacere, dove noi donne osiamo esplorare la sessualità e a cose così essenziali come godere dei sapori,degli odori, delle sensazioni e scrivere di questo. E’ sanante, perché ci hanno strappato l’eros da sempre. Inoltre, lavoro su un progetto che si chiama “schiacciare fantasmi”. Da 13 anni documento violenze nelle aree di assistenza sanitaria delle donne. Credevo di essere una grande specialista in tema di violenza, perché possedevo un bagaglio teorico. Per sette anni ho anche facilitato processi di scrittura erotica. In quel momento ho vissuto una situazione di violenza e quando ho cercato di denunciarla, ho trovato le stesse forme di violenza e di abuso che vive qualsiasi donna. Anche se potevo capire teoricamente ciò che mio stava accadendo, emotivamente non riuscivo a gestirlo. E’ stata molto dolorosa per me, questa re vittimizzazione, che ho pensato di fare con altre donne, quello che non avevo avuto per me. La prima cosa è stato creare un cerchio di scrittura che esplorasse queste violenze. In questo primo circolo ho invitato sette amiche che sapevo tenessero alcuni fantasmi di violenza che avevano vissuto e li trattavamo tra di noi. Il mio obiettivo era che scrivessimo la fine della storia. Alcune di queste donne, però, sono andata a vivere in Chiapas e mi hanno chiamata perché replicassimo il seminario. Lo abbiamo fatto. E, ora, in Messico abbiamo 13 cerchi di scrittura. Stiamo parlando di circa 120 donne. Lo abbiamo fatto anche in altre regioni del Brasile, Cile, Colombia, El Salvador, Guatemala. Penso che sia importante che possiamo nominare ciò che ci sta accadendo. Che rivendichiamo la nostra rabbia, la nostra ira, quali canali dare a tutto questo, assumendo il concetto che la violenza che soffriamo è il prodotto di un sistema e di meccanismi strutturali; che in Abya Yala, ci attraversano gli stessi dolori, le stesse violazioni, i tentati femminicidi, le violenze economiche e ci capiamo le une con le altre perché ci stiamo dentro.

D. Ha anche partecipato a esperienze di teatro con donne.

R. Da molti anni mi interessa il teatro. Come parte del collettivo Lunas Lesbianas Femministas, già da 15 anni in Messico, abbiamo fatto teatro, come uno dei nostri esercizi. Adesso abbiamo un lavoro che si chiama “Mujeres Trabajando”. Andiamo negli spazi e ci incontriamo con donne che lavorano in fabbrica, nelle maquilas, Walmarts. L’opera tratta di donne che si alleano tra di loro e affrontano il molestatore. Dopo averlo presentato, si discutono con le assistenti i percorsi per affrontarlo. Ci sono grandi dibattiti. E’ necessario molto lavoro affinché possiamo includerci tra di noi come donne lavoratrici. C'è una classe media con un discorso femminista molto elaborato, super teorizzato, che passa anni a fare rivendicazioni che non sono strutturali e che non guarda realmente alla popolazione, che quando parliamo di femminilizzazione della povertà, stiamo parlando di noi, delle donne lavoratrici, che siamo super sfruttate nei nostri lavori e nelle nostre case. C'è un femminismo borghese che non soddisfa le esigenze di questa popolazione che ha bisogno di ribellarsi. Perché senza la donna lavoratrice non c’è nulla. C’è solo un Narciso che si guarda allo specchio.

D. Qual è la tua lotta?

R. Giustizia per le donne.

(traduzione di Anita Silviano)







lunes, 24 de julio de 2017

BEBÉ, SOMOS MONSTRUOS

Patricia Karina Vergara Sánchez
pakave@hotmail.com

¿Qué te dirán, bebé?
¿Qué lecciones te darán sobre ética, solidaridad, justicia?
¿Quién intentaría enseñarte que no todo se compra y no todo se vende,
que la vida no tiene precio,
que el amor no se firma en un contrato?
Quién habría de contarte que se trabaja ya por construir mundos otros
en donde nadie pueda explotar a nadie.

¿Cómo se atrevería, alguien, a hablarte de sueños colectivos?
Si la semilla tuya la compraron a una estudiante necesitada,
la hormonaron por seis mil pesos.
Si tus hermanos tienen hambre y están desprotegidos.
Si usaron chantajes para exigir “altruismo”
de quienes por milenios hemos renunciado a nosotras mismas.
Si el vientre que pagaron para incubarte es de ella,
quien hoy no tiene techo.

Qué te dirán, bebé, cuando preguntes por tus ancestras
y por el lugar que es tu hogar en la tierra que pisas.

Quería escribirte versos,
pero es tan dolorosa la inhumanidad que hoy germinó,
al tiempo en que te extrajeron de su cuerpo.
Honor a la eugenesia y a tus ojos claros.
Certidumbre de que todo se puede vender y comprar,
que la vida y la dignidad tienen precio.
Y, que no falta quien ostenta el poder de pagarlo.

Contigo se engendró, otra vez,
el sueño caníbal del patriarcado.
Los úteros vueltos a depredar,
tal como han saqueado la tierra,
el agua, el trabajo de otras, las esperanzas.

Tú, eres el cordero del sacrificio,
eres sus codicias.

Quería escribir.
Sin embargo,
es tan triste tu nacimiento en dorada servidumbre;
punza así, la esclavitud nueva para tus madres
-insisten ellos-, sólo son hembras que dan servicio.
Grilletes dispuestos ya para las mujeres todas.

Hiere tu imagen-trofeo expuesta en la foto del diario.
No puedo dejar de ver el cepo en tu cuello.
Perdónanos bebé, por lo que te hemos hecho.

martes, 30 de mayo de 2017

PARIR

(Porque hoy, hablar/escribir de nuestra capacidad paridora es pronunciarse políticamente)

©Patricia Karina Vergara Sánchez
pakave@hotmail.com


Parir.
Parirte.
Parirnos.
Te estoy pariendo,
hija mía.

Soy,
somos,
todas las que caminaron ya estos senderos,
también, todas las que andarán paisajes nuevos.

La abuela de mi abuela canta hechizos
transmutados en los sonidos que de mi boca nacen.
La madre de mi abuela danza
en cada latido de este vientre de animala indómita.
Mi abuela sostiene mi mano y bendice mi frente.

Soy, hija mía.
Somos
todas nuestras ancestras.
Mi madre,
mi hermana,
tu hermana,
nuestras hermanas.
Pariendo,
pariéndome,
pariéndote,
pariéndonos.

Mi cuerpa es esta montaña que vuela nube.
Mi cuerpa es este alarido de viento remolino.
Mi cuerpa es esta cueva que se abre desde el centro de la tierra.
Tiemblo en trance, tiemblo, murmuro, tiemblo. Todo se cimbra.

Somos, es este instante único, irrepetible.
Es el momento cero, la magia cuántica.
En el universo y en el caos,
el batir de todas las alas de todas las mariposas,
de todos los tiempos, de todas las ensoñaciones.

Es aquí que somos ellas y somos nosotras
y somos todas en esta cuerpa misma.
Cuerpa salvaje,
cuerpa sagrada,
cuerpa libre que se expande infinita.

En este instante,
en donde tu cuerpo ocupa el sitio propio de mi cuerpo,
hemos encarnado en un mismo tiempo,
en un espacio uno y dimensión una.

Historias, sangre de esta sangre, ADN, memoria molecular.
Las que fueron y las que -si lo eliges- serán.
Somos, nosotras, todas.

Parir.
Parirte.
Parirme.
Parirnos.

La abuela de mi abuela en ti.
La abuela de mi abuela en mí.
Mi madre en otras que serán.
Las que vendrán y las posibilidades.
Y las imposibles y los sueños.
Y los haceres y los saberes.
Y las lágrimas y las alegrías.

Cantan, danzan, rezan, sonríen,
mientras yo gimo,
mientras mi cuerpa es travesía tremenda;
en tanto tú viajas hacia esta existencia terrena.
Cantan, danzan, sonríen, esperan.

La partera que nos acompaña nos mira a todas,
a esta multitud de vientres que se replican
en dimensiones de vía láctea.
Ella sonríe y sonríen ellas.
Sus manos nos acarician.
Sus manos te reciben.

Nos invocamos en el grito tuyo
y en el grito mío,
y nos despeñamos en cataratas amnióticas
y  nos encontramos en el mar leche
que emerge tibio de mis senos.

Bienvenidas a todas,
Bienvenidas nosotras.
Bienvenida vida.

Estamos vivas.


EN ITALIANO

Partorire

(Perché oggi, parlare/scrivere della nostra capacità riproduttiva è pronunciarsi politicamente)

Partorire
Partorirti
Partorirci
Ti sto partorendo
Figlia mia.

Sono,
siamo
tutte quelle che camminarono già questi sentieri,
anche, tutte quelle che andarono per nuovi paesaggi.
La nonna di mia nonna canta incantesimi
Trasmutati in suoni che dalla mia bocca nascono
La madre di mia nonna danza
In ogni battito di questo ventre di animale selvaggia
Mia nonna mi tiene per mano e benedice la mia fronte.


Sono, mia figlia.
Siamo tutte le nostre antenate.
Mia madre,
mia sorella,
tua sorella,
le nostre sorelle.

Partorendo,
partorendomi,
partorendoti,
partorendoci.
Il mio corpo è questa montagna che diventa nuvola
Il mio corpo è questo ululato di vento vorticoso
Il mio corpo è questa grotta che si apre dal centro della terra.
Fremo in trance, tremo, sussurro, fremo. Tutto fluisce.

Siamo, ed è questo un momento unico, irripetibile.
Questo è il momento zero, la magia quantistica.
Nell’universo e nel caos,
il battito di tutte le ali di tutte le farfalle,
di tutti i tempi, di tutti i sogni d’amore.

E 'qui che siamo loro e siamo noi
E siamo tutte in questo stesso corpo.
Corpi selvaggi
corpi sacri
corpo libero che si espande all'infinito.
In questo momento,
dove il tuo corpo prende il posto del mio corpo,
ci siamo incarnate in un istante,
in un unico spazio in una stessa dimensione.

Storie, sangue di questo sangue, DNA, memoria molecolare.
Quelle che sono state e quelle che sceglieranno di essere.
Siamo, noi, tutte.

Partorire.
Partorirti.
Partorirmi.
Partorirci.

La nonna di mia nonna in te.
La nonna di mia nonna in me.
Mia madre in altre che saranno
Quelle che verranno e le possibilità.
E le impossibili e i sogni
E le azioni e i saperi.
Le lacrime e le gioie.
Cantano, danzano, pregano, sorridono,
mentre io gemo,
mentre il mio corpo è una tremenda traversata
mentre tu viaggi verso un’esistenza terrena.
Cantano, danzano,sorridono, aspettano.

L’ostetrica che ci accompagna, ci guarda tutte
questa moltitudine di uteri che si ripetono
in una dimensione di via lattea.
Lei sorride ed esse sorridono.
Le sue mani ci accarezzano.
Le sue mani ti accolgono.

Supplichiamo nel tuo urlo
e nel mio grido
e precipitiamo in cascate amniotiche
e ci troviamo in un mare di latte
che nasce tiepido dai miei seni.

Benvenute a tutte.
Benvenute a noi.
Benvenuta vita.
Siamo vive.

(traduzione di Anita Silviano)