Patricia Karina Vergara Sánchez
@pakave@gmail.com
En un lugar en la periferia de la ciudad,
una mujer llora.
Un hombre la abandonó cuando recién ha parido.
Ella tiene dos pequeños más a quienes dar alimento.
Hay que pagar la renta.
Los acosadores en el trabajo afilan los colmillos.
El niño grande se raspó la rodilla.
La casa está sin aseo.
Yo la escucho y declaro la maldad del mundo.
Ella me contradice y me dirige media sonrisa.
La miro con asombro,
¿qué secreto le permite mantener la esperanza?
Ella me contradice y me dirige media sonrisa.
La miro con asombro,
¿qué secreto le permite mantener la esperanza?
Responde ella,
despeinada, el maquillaje corrido, el rostro cansado
…se limpia las lágrimas con el dorso de la mano
y convoca, en voz alta, cuatro líneas de las letras de Pizarnik.
despeinada, el maquillaje corrido, el rostro cansado
…se limpia las lágrimas con el dorso de la mano
y convoca, en voz alta, cuatro líneas de las letras de Pizarnik.
Es así como una mujer imparte una lección de vida.
Se abraza a versos generosos y renace,
tremenda y poderosa.
Se abraza a versos generosos y renace,
tremenda y poderosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario